El plomo dejó su herencia maldita

20140818_0.jpgComo consecuencia de la contaminación por plomo que se les detectó en 2001, un informe forense aconseja declarar incapaces a tres jóvenes hermanos de 20, 18 y 17 años. La familia, que vivió en La Teja, está en juicio contra el Estado desde 2009.

Ángel Irrazábal tiene 17 años recién cumplidos. Vivió sus primeros cinco años en un asentamiento en La Teja. El veneno bajo la superficie en la que jugaba marcó su vida y la de sus hermanos. Hoy, por los diversos dolores y la medicación que debe tomar a diario podría pensarse que es un hombre mayor. "Si no tomo esas pastillas no puedo dormir", comenta sobre los analgésicos, antialérgicos y fármacos psiquiátricos que sí o sí ingiere todos los días. "Ya me acostumbré a los dolores", cuenta resignado.

"Yo lo único que quería de chiquito era jugar al fútbol", dice Ángel, aunque ahora debe conformarse con ver por televisión los partidos de Peñarol, club del que es fanático.

Ángel jugó al fútbol en el club Basáñez hasta 2012, cuando tuvo que dejar estando en quinta división. "La doctora me dijo que no podía jugar más por las rodillas. A lo último volvía de las prácticas con mucho dolor y lo único que quería era acostarme a dormir", dice el joven a El País bajo la conmovida mirada de su madre, Yolanda Nan, que tiene sobre su regazo a su pequeño nieto Brandon.

Ángel tiene dos hermanos mayores: Nelson de 20 años y Jessica de 18. Todos nacieron en un asentamiento en La Teja, aunque desde 2002 viven en Nuevo París Norte, lugar en el que fueron realojados por la Intendencia de Montevideo.

Los hermanos Irrazábal (quienes a su vez ya tienen hijos) son tres de los tantos jóvenes que hace más de una década, siendo niños, comenzaron a padecer los efectos de la plombemia constatada en La Teja, principalmente en familias que vivían en predios irregularmente rellenados o próximos a la refinería de Ancap.

Y aunque actualmente los niveles de plomo en sangre de los hermanos Irrazábal son aceptables, están sufriendo los costos de la contaminación a la que fueron expuestos: deterioro cognitivo y neurológico, problemas de comportamiento y dificultades en el aprendizaje.

De los tres hermanos, Ángel fue quien tuvo un mayor nivel de plomo en sangre. En 2001 registró 27,3 por decilitro, según surge de los controles médicos a los que fue sometido.

"De chiquitos caminaban y caían. Nunca tuvieron una estabilidad firme como para correr. Ahí nosotros entendimos que algo estaba pasando", cuenta Yolanda a El País.

Actualmente, ninguno de los hermanos Irrazábal trabaja ni estudia. El mayor, Nelson, trabajó durante ocho meses en una barraca, pero fue despedido debido a las faltas producto de los dolores. "Lo intentó, pero la verdad es que no puede", asegura Yolanda.

Gustavo Irrazábal, el padre de los tres jóvenes, recuerda a su hijo mayor a la edad de 13 años, cuando sufría intensos dolores de cabeza. "Pensé que se me moría. Le hicieron estudios y no tenía nada, pero se revolcaba, se pegaba la cabeza contra la pared", dice.

Minusvalía


La familia Irrazábal inició en 2009 una demanda contra la Intendencia de Montevideo y el Ministerio de Vivienda, a los que acusan por ser los responsables ambientales de la contaminación por plomo. La demanda reclama US$ 250 mil y una pensión de dos salarios mínimos mensuales para los tres jóvenes.

El juez de lo contencioso administrativo Pablo Eguren, quien tramita la demanda, pidió la realización de una pericia sobre la situación de los hermanos Irrazábal.

El perito forense Guillermo López, en el informe que entregó el mes pasado, concluyó que los jóvenes "padecen una intoxicación crónica con plomo".

"Con ello, presentan una patología que incluye el aparato digestivo, urinario y el sistema nervioso central, auditivo y visual, teniendo un handicap para toda actividad formativa y laboral a futuro", señala el perito en su informe.

López concluye que los tres hermanos Irrazábal "son portadores de una munisvalía-invalidez o situación desventajosa, cuando el daño es mayor, como en estos casos".

La pericia forense describe, en base a diversos estudios a los que fueron sometidos los hermanos Irrazábal a partir de los problemas de comportamiento y aprendizaje, los diversos dolores físicos que vivieron desde 2001, cuando comenzaron a ser tratados por plombemia. Actualmente, los tres hermanos presentan niveles de plomo en sangre que, según el perito, se ubican "dentro de lo aceptable". Sin embargo, en su momento tuvieron los niveles de ese metal muy por encima de los 10 microgramos por cada decilitro de sangre, tope que la Organización Mundial de la Salud considera riesgoso.

Según el abogado Carlos Roselló solamente en este caso, y en otro relativo a la situación de un adolescente de 15 años afectado por plombemia, se ha comprobado la discapacidad.

"En el caso de estos cuatro chicos se constataron las peores secuelas que la literatura médica señala cuando habla de la contaminación por plomo. Todo lo malo que podían tener por esta situación, ellos lo padecen", resume el abogado.

En el caso del joven de 15 años, que también es representado por Roselló, el reclamo fue rechazado pero actualmente está en curso la apelación.

Roselló, quien actualmente representa a más de 30 de personas afectadas por casos de plombemia en juicios contra el Estado, explica que el reclamo de la familia Irrazábal derivará en una batalla legal contra la Intendencia de Montevideo y el Ministerio de Vivienda por la caducidad del reclamo.

Por falta de un correcto asesoramiento jurídico, la familia presentó la demanda recién en 2009, cuando Rosselló tomó el caso. Y como tomaron conocimiento de la situación en 2001, según los plazos legales, tenían cuatro años desde entonces para iniciar el reclamo.

Perdieron historias clínicas

Durante el juicio iniciado por la familia de Gustavo Irrazábal por los efectos sufridos por tres de sus hijos producto de la contaminación por plomo, se detectó que se perdieron parte de sus historias clínicas que debían encontrarse en el hospital Pereira Rossell y que después pasaron al hospital Filtro. Si bien en su momento esa situación motivó una investigación administrativa y hasta una denuncia penal, el juicio pudo seguir su curso ya que fue posible reconstruir las historias clínicas, dijo el abogado demandante, Carlos Roselló. De hecho, en la pericia que el médico forense Guillermo López realizó sobre la situación de Nelson, Jessica y Ángel Irrazábal a pedido del juez de lo contencioso administrativo Pablo Eguren, el perito señaló que "faltan" las historias clínicas de los tres jóvenes de 20, 18 y 17 años de edad.
PLOMBEMIA, UNA PROBLEMA QUE YA TIENE MÁS DE 13 AÑOS

El inicio

Los primeros casos de niños contaminados por plomo se conocieron en enero de 2001, principalmente en el barrio La Teja. Según la Organización Mundial de la Salud es riesgoso cuando hay más de 10 microgramos por decilitro de sangre, pero el Ministerio de Salud Pública fijó ese tope en 20 microgramos.

Realojos

Las familias afectas por la contaminación por plomo residían en su mayoría en asentamientos donde antes funcionaban emprendimientos matalúrgicos con cuyos desechos se rellenaron los terrenos. En 2003 Ancap dejó de comercializar naftas con plomo. Las primeras familias afectadas fueron realojadas en 2002.

Otras zonas

En 2001, la plombemia era definida como una enfermedad propia de ciertos barrios como La Teja, donde se ubica la planta de Ancap. Aunque en estos años poco se habló de la enfermedad, la contaminación proliferó por otros asentamientos de Montevideo e, incluso, se detectaron casos en zonas barriales.

Reclamos

Muchas de las familias afectadas por plombemia decidieron reclamar al Estado (Intendencia de Montevideo y Ministerio de Vivienda) por los perjuicios sufridos. A principios de 2012 había en marcha unos 90 reclamos judiciales por unos US$ 90 millones, según la memoria anual del Ministerio de Vivienda.

Suprema Corte

El primero de los juicios por plombemia concluyó en 2009, cuando la Suprema Corte de Justicia resolvió en forma definitiva tras 11 años de proceso darle la razón a una familia que reclamó por los efectos del plomo en sus hijos. Luego se presentaron varios casos más y actualmente 40 de ellos continúan en trámite.

LOS  EFECTOS DEL PLOMO

Tratamiento largo y multidisciplinario

Para superar los problemas generados por el plomo, los hermanos Irrazábal requieren "un largo proceso de atención multidisciplinaria, tratamiento psicomotriz y psicológico y evaluación", sostiene la pericia.

Intoxicación crónica con plomo, dice perito

Los hermanos Nelson, Jessica y Ángel Irrazábal presentan un cuadro de "intoxicación crónica con plomo", debido a la prolongada exposición que tuvieron a ese metal durante varios años, según concluyó el perito forense Guillermo López.

Actualmente estables, pero sufren daños

Si bien los tres hermanos Irrazábal registran niveles de plomo "dentro de lo aceptable" según sus últimos exámenes de este año, padecen diversos trastornos producto de los años que vivieron bajo los efectos de la intoxicación.

Deterioro cognitivo, digestivo y urinario

Los jóvenes "presentan una patología que incluye aparato digestivo, urinario, sistema nervioso central (deterioro cognitivo, neurológico, auditivo y visual) teniendo un hándicap para toda actividad formativa y laboral a futuro", señala el informe.

Desventaja a causa de la plombemia

El perito concluye que los tres jóvenes (de 20, 18 y 17 años de edad) "son portadores de una minusvalía, invalidez o situación desventajosa, cuando el año es mayor, como en estos casos", señala el informe forense.

Amplia repercusión del efecto del plomo

"La repercusión de la incapacidad sobre las diferentes actividades que realiza el sujeto en su vida diaria, actividad familiar y afectiva, de relación de vida cotidiana (...) hace que presenten una minusvalía (...)", dice el perito López.

Fuente Diario el País


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