Desmontando el modo incógnito de Internet: ni más anónimo, ni más seguro
El modo incógnito te da una falsa sensación de seguridad al navegar por Internet pero se trata simplemente de una ilusión
Navegar en modo incógnito en tu navegador probablemente te haga sentir seguro, pensando que tras ese icono de sombrero y gafas nadie podrá rastrear tus pasos en Internet. Esta función es eficaz para ocultar tu actividad en Internet a otros usuarios del mismo equipo, pero no ofrece ninguna ventaja más ni protección de tu privacidad.
No hace falta publicar un desafortunado pantallazo en Twitter para que todo Internet sepa de tus oscuras pasiones, el modo incógnito no guarda el historial de navegación en el dispositivo, pero los sitios web sí acceden a los datos de usuario. Además, si se analiza tu tráfico, algo habitual en redes corporativas, es fácil seguir el rastro de lo que hayas buscado aun usando este modo.
Por ejemplo, el 93% de los sitios web de pornografía están llenos de trackers que recopilan información de los usuarios y los envían a terceros, según recoge un estudio realizado por investigadores de Microsoft, Carnegie Mellon y la Universidad de Pensilvania.
Lo más preocupante es que estos portales recopilan información incluso cuando el usuario está usando el modo incógnito en su navegador. Datos que usan a su favor analizando los hábitos de consumo pornográfico del usuario, para ofrecerle contenido similar y alargar la permanencia del mismo en la web.
Este mismo estudio, pone de manifiesto que el 44,97% del total, categoriza y expone a esos terceros las preferencias sexuales de los usuarios. Una situación que puede representar un verdadero riesgo para el usuario en países donde cualquier orientación que no sea la heterosexual está duramente perseguida.
Para exponer la falta de seguridad en los navegadores de Internet, hace cuatro años, dos investigadores alemanes adquirieron, de forma legítima, el historial anónimo de casi tres millones de conciudadanos. Para conseguirlos, escribieron a un centenar de empresas para solicitar los datos de los usuarios que hubieran visitado sus webs. Esta información incluía el nombre del usuario en redes sociales, lo que facilitó la identificación, por ejemplo, de los hábitos de consumo pornográfico de un juez y un primer ministro alemán.
La única forma de evitar miradas indiscretas y que tus datos estén en un mercadillo de compra-venta entre empresas es utilizar TOR, que a diferencia de los navegadores más habituales (Safari, Opera, Edge, Chrome o Firefox), bloquea los trackers. La finalidad de esta red es mantener el anonimato del usuario, para ello, la información de conexión rebota entre diferentes puntos de conexión antes de llegar a donde está alojada la web que desea visitar.
Esta red, que se utiliza, por ejemplo, para esquivar la censura de regímenes totalitarios, es el complemento perfecto para otra medida que puedes adoptar para proteger tu anonimato en la red, utilizar una VPN. Unas siglas que probablemente te suenen si has estado o estás teletrabajando.
Cuando quieres acceder a una web, al utilizar una conexión VPN, la solicitud va directamente a un servidor VPN, que cifra tus datos y de ahí ya accedes a la web consultada. De modo que tu IP, a vista de Internet, sería la misma del servidor VPN. Algo muy útil también para sortear bloqueos geográficos, el teletrabajo y por supuesto, es una capa extra de seguridad.
Al contrario del modo incógnito, la conexión VPN oculta tu IP, la localización geográfica y encripta todos tus datos, haciéndolos inaccesibles a terceros. Aunque eso sí, requiere de cierto aprendizaje, ya que no funciona de manera tan intuitiva como los navegadores habituales.