Apple Watch permite desde ahora hacer electrocardiogramas
La Comisión Europea aprueba esta función en los dispositivos de la firma estadounidense que permitirá monitorizar de manera precisa posibles irregularidades del corazón
La salud se ha convertido en un desafío para las firmas tecnológicas. Llevar una vida más saludable es un motor de crecimiento de nuevos productos. De por sí, un objetivo para muchas personas, pero que empieza a preocupar cada vez más. Los dispositivos «wearables» han apostado en los últimos años por incorporar funciones para el deporte y la monitorización de la actividad diaria.
Apple, en ese sentido, ha venido virando hacia ese entorno con su Apple Watch. Y, ahora, da un pequeño paso con la incorporación de una función capaz de realizar electrocardiogramas directamente desde el reloj inteligente. Era una de las principales novedades que se incorporaron al último modelo, pero que debutó primeramente en el mercado estadounidense. Tras superar los requerimientos técnicos de los reguladores, la Comisión Europea ha aprobado la funcionalidad de electrocardiograma (ECG) del Apple Watch Series 4. Países del entorno como España, Francia o Alemania podrán consultar la «app».
Con la última actualización del sistema operativo WatchOS 5, los usuarios podrán tener a mano unos datos sobre su estado cardíaco directamente desde la muñeca. Con ello, al instante podrán notar síntomas de palpitaciones o latidos irregulares. Una información de vital importancia para prevenir cardiopatías. El informe, a su vez, se puede compartir con un profesional sanitario gracias a su alta precisión. Aunque no es una prueba diagnóstica oficial puede ser utilizada para conocer de primera mano algunas posibles situaciones de su salud.
La prestación de notificaciones de ritmo cardiaco irregular del Apple Watch también puede comprobar de manera esporádica la frecuencia cardiaca en segundo plano y enviar una alerta si detecta un ritmo irregular que pudiera ser síntoma de fibrilación auricular (FA). Un mecanismo útil para prevenir posibles complicaciones, aunque la compañía advierte desde la herramienta que no puede detectar ataques del corazón, ni ictus ni coágulos de sangre, ni tampoco detectar otras afecciones cardíacas.
La travesía hasta su desembarco europeo no ha sido fácil dadas las altas restricciones de los dispositivos médicos. En una primera fase, la firma estadounidense estuvo colaborando en Estados Unidos con la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) durante varios años con el fin de obtener la clasificación «De Novo» para la aplicación ECG hasta que, tras varios meses de análisis, se podrán obtener unas prestaciones sin prescripción médica.
Para elaborar la medición, el último modelo de Apple Watch cuenta con una serie de electrodos en el interior del cristal trasero y la corona digital. Para hacerse un electrocardiograma en cualquier momento o a partir de una notificación de ritmo cardiaco irregular, los usuarios solo tienen que abrir la nueva «app» ECG y apoyar el dedo en la rueda giratoria, desde donde se medirán los impulsos eléctricos del corazón. En cuestión de 30 segundos, el ritmo cardiaco se clasificará en varias situaciones (fibrilación auricular, ritmo sinusal o no concluyente). Todas las mediciones, las clasificaciones asociadas y otros síntomas indicados se guardarán de forma segura en el servicio Salud del iPhone. Y, entonces, los usuarios tendrán la opción de enviar un informe en formato PDF con los resultados a su médico.
Expertos médicos han valorado positivamente la llegada de esta función a un dispositivo tan popular y extendido como el Apple Watch, pero insisten en que siempre hay que contar con apoyo de un profesional sanitario. José María Guerra, presidente de la Sección de Electrofisiología y Arritmias de la Sociedad Española de Cardiología, explica a ABC que «es positivo y beneficioso», pero que «el problema» es cómo se utilicen estos medios. «La función que aporta el Apple Watch no es del todo novedosa. Adapta una tecnología que se puede comprar en tiendas por 150 euros. Ahora lo han implementado en su dispositivo y consigue la aprobación de los reguladores en Europa».
«Estos sistemas no sustituyen la valoración médica, ni los sistemas de diagnósticos más sofisticados como un electrocardiograma convencional o ecografía. Tampoco sustituye un estudio sofisticado de 24 horas, pero permite tener un dispositivo accesible para obtener un registro de su corazón en un momento determinado», añade este experto. Lo que en realidad consigue el reloj es generar una sola línea de derivación, que tiene una valoración para enseñársela a un médico. «Lo que no va a hacer esto es diagnosticar un infarto, pero sí sirve para saber si se ha notado algún dolor torácico o detectar alteraciones del ritmo cardíaco», matiza.