¿Se implantaría un microchip para entrar al edificio de su oficina?
Cientos de empresas británicas contemplan la instalación de estos dispositivos en sus empleados.
El año pasado, Three Square Market, con sede en Wisconsin (EE. UU.), se asoció con Biohax y se convirtió en la primera empresa de los EE. UU. en implantar microchips en los cuerpos de sus empleados.
¿Sería capaz de implantarse en su cuerpo un microchip que le permita entrar a la empresa donde trabaja o prender el carro con solo mover hacia un lado su mano?
La escena parece salida de un episodio de la serie 'Black Mirror' pero está lejos de ser algo utópico y futurista. En Suecia hay alrededor de 4.000 ciudadanos que ya cuentan con este tipo de microchips implantados en su cuerpo y que fueron creados por la compañía Biohax. Ahora, el Congreso de Sindicatos Británicos y la Confederación de la Industria Británica (CBI por sus siglas inglés) han mostrado su preocupación luego de que se conociera que la misma compañía sueca está en conversaciones con varias firmas jurídicas y financieras británicas para la adaptación de microchips implantados a cientos de sus empleados.
Un informe publicado por el medio The Telegraph revela que estos microchips son del tamaño de un grano de arroz, se instalan mediante una jeringa en la zona carnosa entre los dedos pulgar e índice y cuestan 150 euros. Los dispositivos son similares a los que se usan para mascotas y, según la compañía, la cirugía para su instalación es simple, rápida e indolora “Es más segura que perforarse las orejas y tarda unos dos segundos", dijo Jowan Österlund, fundador de Biohax.
El reporte del medio inglés señala que los microchips pueden ser utilizados por el personal para acelerar sus rutinas diarias. Por ejemplo, podrían utilizarse para comprar rápidamente alimentos en el restaurante de la oficina, entrar en el edificio o acceder a las impresoras.
"No hay que perderlo, no hay que dejarlo caer, no hay que olvidarlo. Siempre va a haber una copia de seguridad definitiva", dijo Österlund a The Telegraph.
Los microchips funcionan bajo la tecnología NFC, es decir el mismo sistema de contacto que utilizan las tarjetas bancarias. Según informó Österlund, el interés de las empresas del Reino Unido ha sido tan importante que tiene previsto abrir una oficina en Londres el año que viene.
Pero las autoridades del Reino Unido se han mostrado escépticas ante esta realidad. Al Congreso de Sindicatos Británicos le preocupa que los empleados sean obligados a utilizar el microchip. "Sabemos que los trabajadores ya están preocupados por el hecho de que algunos empleadores están utilizando la tecnología para controlar y microgestionar, lo que reduce el derecho de sus empleados a la privacidad”, dijo a The Guardian la secretaria general de esa entidad, Frances O'Grady. Y agregó: “El microchip le daría a los jefes aún más poder y control sobre sus trabajadores. Hay riesgos obvios, y los empleadores no deben ignorarlos, ni presionar al personal".
Por otro lado, un vocero de la Confederación de la Industria Británica señaló que "aunque la tecnología está cambiando la forma en que trabajamos, esto hace que la lectura sea claramente incómoda. Las empresas deberían concentrarse en prioridades más inmediatas y en la participación de sus empleados".
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