#BerndGross: "El Internet de las cosas reducirá las interacciones humanas"
Todavía no hemos experimentado el verdadero poder de Internet. Si en sus primeras dos décadas de vida ha ido logrando hacerse omnipresente en nuestras vidas, lo siguiente es que haga lo propio con nuestras cosas. Esa revolución ya está en marcha: todos los aparatos que nos rodean se irán conectando la Red, desde la maquinaria industrial hasta los vehículos, pasando por los electrodomésticos o la ropa. Lo que los expertos llaman el internet de las cosas (del inglés internet of things, IoT) promete darle una nueva vuelta de tuerca a todo.
“El coste de sensorizar cualquier cosa está cayendo en picado. Pronto la tecnología nos pondrá fácil contar con un verdadero alud de datos sobre las personas y los objetos. Esa información ayudará a crear una fotografía mucho más completa de la situación”, asegura Bernd Gross, consejero delegado de Cumulocity, una compañía adquirida este año por Software AG pionera en el desarrollo de aplicaciones basadas en el internet de las cosas, que llamaremos en adelante IoT para abreviar. Su efecto sobre la economía, asegura, será total.
¿Qué es exactamente el IoT?
Lo podríamos definir como la creación de una nueva forma de digitalizar o automatizar el mundo físico. Se basa en usar sensores para integrar las máquinas y otros equipos para tratar de neutralizar los inconvenientes del mundo analógico. Desde el momento en que podemos medir con precisión el mundo físico podemos empezar a mejorar las cosas.
Bernd Gross, CEO de Cumulocity.
¿Lo que está describiendo es algo que ya sucede o que veremos en el futuro?
La revolución del IoT ya está en marcha. Gracias a esta tecnología podemos saber, por ejemplo, qué hace exactamente a cada momento una máquina. Se puede desarrollar un modelo que ayude a optimizar su funcionamiento con la ayuda del machine learning. El mantenimiento predictivo puede traer ahorros de entre el 50% y el 60%. La optimización de maquinaria industrial es una de las aplicaciones importantes del IoT.
¿Qué otros casos destacaría?
Las ciudades inteligentes son otra gran vertiente en la que ya se trabaja. Hay mucho margen para optimizar recursos. Por ejemplo, poniendo sensores en los containers de reciclaje para saber exactamente cuándo hay que vaciarlos. Hay literalmente centenares de ejemplos como ese. El aparcamiento inteligente podría reducir el tráfico en un 30%. Piense en el ahorro de dinero, recursos, polución y tiempo que eso conllevaría.
Desde el momento en que podemos medir con precisión el mundo físico podemos empezar a mejorar las cosas
¿Cree que las empresas se creen el potencial del IoT?
Llevamos 7 años trabajando en la IoT. Al principio nadie sabía ni qué significaba; hoy las empresas están muy metidas en la digitalización y vemos que el IoT empieza a entrar en su estrategia. Creo que hasta el último aspecto de la economía acabará siendo reformulado gracias a la IoT, igual que lo hizo internet. Se pueden conectar máquinas, tanques, fábricas, productos de consumo… Y toda la información que se recoge de ese modo trae nuevas eficiencias. Todo aquél que se dedique a producir algo tendrá que readaptar sus procesos.
Por lo que dice hablamos básicamente de más eficiencia
El IoT conlleva tres beneficios desde el punto de vista de los negocios. El primero de ellos es la eficiencia, sí. Luego están el recorte de costes y el surgimiento de nuevos servicios: si vendes por ejemplo bombas eléctricas también te puedes ofrecer para ocuparte de la gestión de suministros o del mantenimiento predictivo.
¿Cómo se verá afectado el consumidor? ¿Qué beneficios e inconvenientes destacaría?
El efecto positivo es que el IoT optimizará nuestra vida diaria. Habrá muchos procesos invisibles sucediendo detrás de lo que estás haciendo para que cada vez más cosas, como la compra o el mantenimiento de aparatos, funcionen de forma automática. El inconveniente será que las interacciones humanas reales se reducirán: muchas tareas se automatizarán, con lo que dejaremos por ejemplo de ir a tiendas o a hacer otras tareas. Todo esto lo veremos en diez años.
La 'smart city' está tomando forma. El aparcamiento inteligente podría reducir el tráfico en un 30%
La IoT implica un gran aumento de elementos conectados, lo que abre el abanico de actuación a los cibercriminales
Hay que diferenciar entre comportamientos legales e ilegales. Habrá que usar toda la tecnología disponible y la ayuda del Gobierno para combatir al segundo. La cuestión es que también hay desafíos del lado legal. ¿Bajo qué condiciones habrá que compartir datos? Si hay un accidente de tráfico, ¿el fabricante del coche deberá ceder a las autoridades los datos recopilados por el vehículo? ¿Podrán tener acceso a ellos sin nuestra autorización bajo ciertos supuestos? Son cuestiones muy complicadas que habrá que afrontar.
Hace unos años todo el mundo hablaba de la era de los wearables, aunque no han acabado de explotar. ¿Pasará lo mismo con el IoT?
Es normal que cuando aparece una nueva tecnología la gente se vuelva loca con ella y luego baje el suflé. La realidad es que los wearables se están vendiendo, lo que pasa es que no hacen mucho ruido. Hace falta más tiempo para que arrasen. Con la IoT puede pasar lo mismo: lo importante es no perder de vista el largo plazo. Desde el punto de vista logístico creo que el IoT se hará tan imprescindible que las compañías dejarán de saber cómo operar sin esta tecnología.
¿Cree que esta tecnología puede traer desigualdades? ¿Aumentará la brecha entre quienes puedan disfrutarla y quienes no?
Es una buena pregunta. En mi etapa en Nokia [fue responsable del negocio de IoT en Nokia Siemens Networks] vi como al principio solo los ricos se podían permitir tener móvil y, años más tarde, el smartphone está siendo una herramienta decisiva para que los pescadores de India se coordinen con sus clientes o incluso para que la gente transfiera dinero y pague en Kenia. Es cierto que el IoT irá integrado en un principio en los productos más caros, igual que pasa con las tecnologías más nuevas de los coches. Pero eso cambiará.