Los #códigosQR no son cosa del pasado: desde tarjetas de embarque a pagos móviles les sacan partido

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Internet nos ha acostumbrado a un tipo de funcionamiento, basado en pequeños elementos predefinidos hace años, que nos impide valorarlos como se merecen. Por ejemplo, los enlaces. Click y navegamos hacia donde quieran los responsables de la página, y a estos enlaces podemos añadirles información extra de todo tipo. Cada variable, un nuevo dato, y así gozamos de las ventajas del sistema HTML.
 
Hacía falta algo así en la vida real, algo que uniese el mundo físico y el virtual, y lo cierto es que ese enlace existe pero todavía no se aprovecha como merece. Hablamos de los códigos QR, la evolución natural de los códigos de barras que llevan "siglos" con nosotros y que no debemos confundir con los códigos Bidi. Son cosas distintas, tan distintas como que unos son abiertos y los otros cerrados. ¿Los códigos QR no son tecnología avanzada? Claro que lo son.
 
Qué es un código QR
 
Hay que remontarse al año 1994 para asistir a la creación del primer código QR, cuyo significado es el de Quick Reponse, y su autoría corresponde a Denso Wave, subsidiaria del Grupo Toyota en su japón natal. Hoy en día hablamos de una tecnología libre, con una codificación estandarizada, pero no siempre fue así. En Denso Wave no lo sabían pero abrían la puerta al futuro.
 
Como decíamos antes, un código QR es la evolución natural de los códigos de barras. Se trata de un código que añade no sólo una dimensión más a los datos sino que permite leerlos en varias direcciones, alejándose así de la horizontalidad de los códigos de barras. Pero su auténtico potencial reside en la cantidad de información que un código QR es capaz de almacenar en su interior.
 
Nacidos en Japón de la mano de una subsidiaria de Toyota, los códigos QR hoy son libres. Cualquiera puede crearlos y leerlos.
 
Dentro de sus cuatro tipos de almacenamiento encontramos los QR numéricos, los alfanuméricos, los binarios y los que contienen caracteres japoneses: los Kanji/Kana. Los primeros son capaces de almacenar hasta 7.089 caracteres en su interior. Casi 7.100 números para componer una cifra que nos sirva para cualquier tarea que se nos ocurra. Los ideales, no obstante, son los alfanuméricos. En éstos podemos contener hasta 4.296 caracteres.
 
Los códigos QR están diseñados además de forma redundante. El lector puede cometer errores durante su lectura y corregirlos al mismo tiempo. Los más complejos, los de nivel H, permiten hasta un 30% de errores. De forma que los códigos QR son legibles incluso cuando están parcialmente deteriorados. Siempre que el deterioro no alcance puntos clave, por supuesto. Pero, ¿para qué nos importan los QR en estos momentos? Con el auge de los pagos móviles, WeChat demuestra que son claves.
 
Los códigos QR en los pagos móviles
 
WeChat emplea ya estos códigos QR en su sistema de pagos móviles pero no es el único. Alipay, otro compatriota, utiliza un sistema similar, personalizando ambos códigos de forma que se sepa en todo momento a quién pertenece cada uno de ellos. Los códigos QR se utilizan como un facilitador de transacciones en estos casos. No necesitas conocer el código del establecimiento, el número de cuenta o de usuario del mismo. Nada de eso, escaneas el código QR y efectúas el pago.
 
Walmart, uno de los grandes mayoristas en Estados Unidos, también implantó los códigos QR hace un par de años, y no son pocas las tarjetas de embarque para vuelos y barcos, o los billetes de tren, que llevan implantados estos códigos cada vez más extendidos. Tal y como comentábamos antes, permiten codificar muchísima información en su interior y acceder a ella con un sencillo escaneo. El codificador lo plasma todo en un código y el lector lo rescata. Y por lector nos sirve cualquier cámara móvil.
 
WeChat o Alipay usan códigos QR para efectuar pagos móviles en su plataforma, pero otros gigantes como Walmart ya los implementan en sus propios países
 
Estos códigos QR aportan toda la información necesaria para efectuar el pago y sirven, entre otras cosas, para poder realizarlos sin contar con chip NFC en el teléfono móvil. Basta con tener una cámara, y cualquier smartphone de la actualidad, sea del rango de precios que sea, cuenta con una cámara en su parte trasera. Da igual la resolución, simplemente ha de funcionar y ser capaz de leer el código. Y los sistemas de pago móvil que los emplean llevan el lector integrado. Fotografiar y pagar.
 
Además, como se trata de una codificación abierta podemos comprobar en todo momento qué es lo que el código QR quiere que nuestro móvil ejecute. Si no estamos convencidos de la seguridad del mismo podemos abrir cualquier app de lectura de QR, como la propia Google Goggles, y nos ofrecerá toda la información contenida en el código QR en la pantalla del teléfono. Seguramente muchos no hayan hecho esta comprobación ni vayan a hacerla, pero es posible llevarla a cabo pues la información contenida en un QR es accesible por todos.
 
Códigos para facilitarnos la vida
 
Tal y como indicábamos al principio, los códigos QR se han convertido en la forma de unir la vida física con la digital. En países como Japón podemos alquilar bicicletas situadas en la calle con un sencillo escaneo de un código QR, podemos hacer lo propio con servicios de coches eléctricos y, por supuesto, podemos viajar por China pagando con nuestro teléfono móvil de código QR en código QR. Incluso Shell estuvo probando el sistema en sus gasolineras.
 
Los QR pueden hacer que nuestro navegador vaya a una dirección concreta, pueden activar la descarga de una aplicación, habilitar códigos de descuento, mostrarnos vídeos o información en texto e incluso sirven para hacer llamadas telefónicas. Tienes un accidente y estás nervioso, escaneas un sencillo código y tu teléfono llama a emergencias. Son los hiperenlaces de la vida diaria.
 
Los códigos QR no están exentos de algunos problemas de seguridad más relacionados con la falta de vigilancia de los mismos que con su propia concepción.
 
No están exentos de problemas, por cierto. Al tratarse de códigos impresos que se pueden situar por toda la ciudad para ir accediendo a determinados servicios, éstos pueden ser reemplazados por códigos fraudulentos. De ahí la importancia de que su lectura sea abierta. Podemos saber qué hacen antes de que ejecuten nada.
 
Así que sí, los códigos QR sí suponen un importante avance y ya va siendo hora de que se impongan en otras partes del mundo. Asia ya sabe de su potencial y Occidente comienza a implementarlos de forma más severa, aunque todavía sin aprovecharlos al 100%. Al menos WhatsApp los usa para enlazar la aplicación de navegador con el móvil, algo es algo.
 
 
 
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