Existe una delgada línea entre el hombre y las máquinas, y con el pasar de los años se hace cada vez más fina, ya que últimamente es más común encontrarnos con robots con formas antropomórficas envueltos en una piel artificial de látex o silicon.

 

Incluso estas pieles se están volviendo más humanas, ya que a comienzo de este año, una serie de investigadores crearon un material artificial con una sensibilidad superior a la encontrada en la piel humana.

 

Pierre-Alexis Mouthuy y Andrew Carr no pretendían adentrarse en el mundo de la robótica, ya que su campo de estudio era la biomedicina, enfocados en los tejidos y los huesos, pero mientras estudiaban estrategias para reparar lesiones en los tendones, a través de la ingeniería de tejidos, este par de médicos necesitaban probar lo tejidos creados en sus laboratorios en ambiente más dinámico, que simulara los movimientos humanos.

 

En una reciente entrevista Mouthuy y Car exploraron el concepto de crear piel artificial en biorreactores con forma humana.

 

Mouthuy comenta: “Siempre hemos estado al tanto del desarrollo de la tecnología dedicada a la construcción de Robots, y en particular en aquella que investiga la forma musculoesquelética de las personas. El desarrollo de robots con una estructura musculoesquelética que imita a la encontrada en los humanos, está mejorando hasta el punto de imitar el movimiento natural del cuerpo. Pensamos que investigando si estos robots podrían soportar el crecimiento de tendones u otros tejidos musculoesqueléticos, nos ha llevado a descubrir que es técnicamente posible y científicamente relevante”.

 

La ingeniería para la creación de esta piel artificial requiere un ambiente controlado que lleva como nombre bioreactor, encargado de sostener la condiciones necesarias para que las células vivan fuera del cuerpo y se estimulen para desarrollarse como es debido. Sin embargo, como lo indican Mouthuy y Carr, los estímulos químicos y mecánicos que proveen estos biorreactores no son similares a los encontrados en el cuerpo humano.

 

Es por ello, que estos investigadores indican que si desean desarrollar esta piel artificial, estos biorreactores deben estirarse y contraerse en múltiples direcciones y adaptarse al estrés dependiendo al tejido con el cual estén trabajando.

 

Actualmente, Mouthuy y Carr se encuentran trabajando en el diseño del prototipo de un pequeño biorreator que podría ser usado en combinación con robots para la creación de esta piel artificial, y esperan poder iniciar sus pruebas en un futuro no muy lejano.

 

Estaremos atentos a los descubrimientos de este par de científicos.

 

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