El mundo está cambiando, y si bien esta frase puede aplicarse a cualquier época, lo cierto es que hoy los cambios son cada vez más profundos y cada vez más cercanos en el tiempo.

Ya lo decía Alvin Toffler en “La Tercera Ola” en 1979, cuando planteaba que: “Esta nueva civilización, al desafiar a la antigua, derribará burocracias, reducirá el papel de la Nación-Estado y dará nacimiento a economías semiautónomas en un mundo postimperialista. Exige gobiernos que sean más sencillos, más eficaces y, sin embargo, más democráticos que ninguno de los que hoy conocemos.”

Hoy contamos con la tecnología necesaria para atender a esta nueva civilización, el desafío que se nos presenta es como poner esta tecnología al servicio de los nuevos ciudadanos, los Ciudadanos 2.0.

Estos nuevos ciudadanos tienen la necesidad y el anhelo de avanzar hacia una mayor participación tanto en las organizaciones políticas como en las sociales y de gobierno. Pero las organizaciones y los partidos políticos no han evolucionado aún y en vez de promocionar este tipo de militancia, la obstruyen generando barreras. Su cultura organizacional se rige por lealtades férreas, estructuras jerárquicas duras y mecanismos de sumisión que dificultan la participación de los nuevos ciudadanos.

Lo estamos viendo en nuestra campaña electoral, la militancia que es la forma principal y mayoritaria de participación política se ha convertido en una actividad de escaso atractivo para la gente, mientras que comienza a aparecer el uso de las redes sociales como herramienta de participación que hace rechinar las estructuras tradicionales.

Esta situación se vuelve particularmente interesante cuando analizamos el comportamiento de los “nativos digitales”, la nueva generación nacida a partir de los años 80, que ha permanecido siempre en contacto con las nuevas tecnologías y las plataformas de comunicación social. Así han surgido los denominados Ciudadanos 2.0: aquellos que conocen los beneficios de aprender y colaborar utilizando las nuevas plataformas de comunicación social, y que comparten sus inquietudes, sus preocupaciones y su acción política en la Red. Son activistas de base que han descubierto su poder para cambiarlo todo. Sus acciones a través de Internet y de las diferentes comunidades y redes sociales han cambiado para siempre la forma de hacer política.

El reto para los partidos políticos, las empresas y los gobiernos es cómo sumar a estos jóvenes. Los jóvenes conforman el grueso de estos Ciudadanos 2.0. En este punto es donde Barack Obama ha dado al mundo una auténtica lección. A través de iniciativas como moveon.org, Obama ha conseguido llegar directamente a los jóvenes de entre 16 y 25 años, los nativos digitales. Ha conseguido involucrarlos en el proceso político, y ha aprovechado su talento, su creatividad, su energía y su alta participación en las redes sociales para extender su mensaje a millones de personas. Nada menos que 933.000 voluntarios, muchos de ellos jóvenes, participaron en la iniciativa MoveOn e hicieron posible la victoria del candidato demócrata.

La lectura es clara: Obama ha sido capaz de entender que estos jóvenes, aunque todavía no ocupan cargos de importancia, son el futuro, y su talento y su energía constituyen un auténtico motor de cambio para el resto de la sociedad.

A las administraciones públicas les sucede lo mismo, están orientadas a clientes “de mostrador” y deben comenzar a hacer foco en estos nuevos ciudadanos, no alcanza con poner tímidamente algunos servicios en Internet, hay que generar políticas de atención a esta nueva raza que por suerte está comenzando a surgir en nuestro país, no sólo en Montevideo, sino también en el Interior. Ya no necesitamos enseñar a usar la tecnología e inducirlos a utilizarla, nuestros clientes nos van a exigir los servicios, nuestro desafío es prepararnos para atender a estos nuevos ciudadanos.

La mesa de apertura de InterJiap 2010 estuvo integrada por Luis Amil, Presidente de AsIAP, María Inés Fernández, Presidenta de InterJiap 2010 y Gustavo Salaberry, Intendente de Maldonado.